Ibsen es considerado como el
dramaturgo renovador del teatro moderno, el creador de la pièce
bien faite. El número de personajes que aparece en Una casa
de muñecas es limitado, pero todos los que intervienen cumplen
una función dramática que los hace indispensables. Una de las
innovaciones de Ibsen consiste en otorgarles una personalidad que
resultará fundamental en el desarrollo de la obra.
“El
dramaturgo tradicional inventa un personaje que no interesa en sí
mismo y que le sirve de confidente al protagonista, o a quien sea,
para transmitir cuanta noticia, sentimiento o aclaración se
necesiten. Lo que Ibsen se propone, y realiza, es dotar a ese
personaje funcional de personalidad propia, de manera que también
sea la heroína o el héroe de una minitragedia independiente”
Nora, Krogstad o
Cristina Linde son personajes característicos del teatro de Ibsen,
personajes agónicos que han cometido un error en el pasado y deben
pagar por él. Frente a ellos, Helmer es un personaje plano, que no
evoluciona porque ha recibido una educacón rígida que valora más
la honorabilidad que ahora ve que peligra al sacrificio que su esposa
Nora ha realizado para salvarle la vida.
Son
cinco los personajes
secundarios
que
se usan
para desarrollar la trama, cada
uno con su función dramática.
Tiene
especial relevancia
la señora
Linde.
Cristina es una amiga de la infancia de Nora, viuda y sin hijos, con
una situación económica que le obliga a buscar un trabajo. En otra época, estuvo casada con un hombre, que no le dejó ninguna herencia. Se había casado por interés, para poder ayudar a sus dos hermanos menores y a su madre inválida. Al morir su marido y al alcanzar sus hermanos la independencia económica, busca un trabajo y aparece en casa de Nora justo en el momento en que se plantea el problema central. Se produce entonces una anagnórisis de las varias que hay en la obra.También cometió un error en el pasado (hamartía), que tiene consecuencias en el presente. Aunque mantenía una relación con Krostag acabó casándose por conveniencia para mantener a su familia. Es una persona reflexiva y constituye la figura de la confidente, muy característica del teatro de Ibsen. Al desaparecer con el teatro realista los monólogos en que los personajes daban a conocer sus pensamientos a los espectadores (aunque en la obra quedan algunos muy breves), era necesario buscar otro método. En este caso es la señora Linde la que, en sus conversaciones con Nora , nos permitirá conocer de manera progresiva el interior de la protagonista y de sus errores del pasado que la angustian en el presente. La señora Linde se enteró de que Torvaldo Helmer había sido
nombrado director del banco. Cuando supo esto, viajó a la ciudad en
la que los Helmer vivían para pedir a Nora su intercercesión ante
Torvaldo para conseguir un puesto en el banco.
El autor se sirve del personaje de
Cristina Linde para mostrarnos la imagen de Nora en su entorno
social: una mujer afortunada por no haber tenido que enfrentarse
nunca a problemas de importancia. Fue una buena esposa y madre sin
más ambición que satisfacer a sus hijos y a su marido. A medida que
la señora Linde va descubriendo a la mujer que hay dentro de la
imagen de “muñeca” de Nora, se da cuenta de que realmente ella
también tuvo que enfrentarse a problemas como la enfermedad de su
marido, lo que le llevaría a cometer un delito por amor a él.
“NORA:
Fui yo quien salve la vida a Torvaldo (...) Cuatro mil ochocientas
coronas(...)Ni es menester. Nadie afirma que haya pedido el dinero
prestado. Lo he podido adquirir de otra manera.
Cristina, la mujer que sacrificó el
amor por una situación económica estable, se convertirá en una
persona más sentimental y preocupada por su amiga Nora, que se tiene
que enfrentar al impacto de sus actos punibles. No obstante, al final
de la trama, cuando la señora Linde intenta evitar que Krogstad le
envíe la carta a Torvaldo, con la que intenta delatar a la señora
Helmer, cambia radicalmente de opinión y en vez de ayudar a su amiga
para que el marido no se entere de lo ocurrido, decide incumplir el
compromiso de ayudarla porque considera mas conveniente que el señor
Helmer conozca la verdad de lo que hizo Nora para salvar la vida de
este, aunque estuviese cometiendo un delito.
En la obra, el papel de la señora
Linde resulta fundamental para
conocer los pensamientos y las actitudes de Nora. Mantiene
conversaciones que nos permiten conocer sus estados de ánimo o su
evolución. Cristina influye en el comportamiento
de Nora y en el de Krogstad.
Por otro lado, representa a la mujer
que ha alcanzado su independencia en una época en la que
prácticamente no existía.Una vez alcanzada, busca dar
un sentido a su nueva vida.
“SRA.
LINDE.- Yo también soy un náufrago agarrado a una tabla. No tengo a
nadie por quien sufrir ni nadie a quien consagrarme.”
También es secundario Krogstad,
el prestamista de Nora. Empleado del banco en el que Torvaldo ha sido
nombrado director es también el antiguo amor de Cristina. Es el antagonista en
la obra. Está en una situación comprometida, porque el banco piensa
prescindir de sus servicios. Es un hombre inmoral, como queda
reflejado en el comentario que hace el Dr. Rank refiriéndose a él.
“DR.RANK:
Tiene el carácter podrido hasta las raíces... Pues también él se
ha atrevido a decir que hay que vivir, como si se tratase de una cosa
de la mayor importancia”.
El peligro que corre al perder trabajo
le impulsa a chantajear a Nora, ya que era el único conocedor del
delito cometido por ella. Pretende utilizar esta situación para
conseguir que lo acepten de nuevo en el banco, aunque haya cometido
actos fraudulentos.
Krogstad y Cristina
tienen mucho en común, pues
son
antiguos amantes y ambos estuvieron enamorados. Pero la señora Linde, ante su precaria
situación económica y familiar, optó por un matrimonio de
conveniencia, un marido que disponía de lo que necesitaba. Al
regresar a la ciudad, Cristina consigue volver acercarse a Krogstad,
quien perdonara su traición.
Ibsen se sirve de Krogstad para
mostrarnos la inmoralidad, mientras que Torvaldo representa la
integridad. El carácter de ambos personajes provoca temor en Nora:
uno la delatará, otro la delatará. Parece un hombre un tanto amargado, admite su fracaso: `Cuando la perdí, fue como si desapareciera bajo mis pies la tierra firme. Míreme ahora, soy un náufrago agarrado a una tabla. En la actualidad la Sra. Linde consigue que cambie. Es el caso más claro de víctima y verdugo, pues es el que mejor comprende el sufrimiento de Nora, por haberlo vivido antes. El amor de una mujer será lo único que logre curarlo.
Otro personaje secundario de gran
relevancia en la obra es el doctor Rank. Es un hombre soltero
y sin hijos, que vive solo. Como acostumbra, Ibsen incluye de nuevo
el personaje de médico en su obra.
“Ibsen
estudió medicina y en su obra nunca le perdió el respeto a los
médicos. (…) los que
aparecen
en sus obras saben siempre lo que es la vida y se revelan
profundamente humanos.”
Tiene una gran amistad con los
Helmer, a quienes suele hacer una visita diaria. Siempre ha estado
muy cercano a ellos, pero sobre todo siente un cariño enorme por
Nora, de quien ha estado secretamente enamorado. Al saber que le
queda poco tiempo, opta por contarle toda la verdad sobre sus
sentimientos hacia ella. Destaca como, a diferencia de Torvaldo, la
ve no como una muñeca, sino como una persona. Esto se evidencia
cerca del final de la obra cuando la señora Helmer pregunta al Dr.
Rank sobre el disfraz del próximo baile y este le contesta:
DR.RANK:
Pues verá: usted irá de mascota... (…) con su ropa de diario...
De este modo el doctor muestra su
disconformidad con la poca consideración como persona que tiene
Torvaldo con su mujer.
Rank, antes de su
muerte, deja una carta en el buzón de los Helmer, anunciando que
este momento está próximo. Cree que morirá de una enfermedad
hereditaria provocada por los excesos de su padre. En rigor, el
avance de la ciencia contemporánea demuestra que tales excesos no
necesariamente se manifiestan en los descendientes y nunca de esa
manera, y por ello este aspecto de la creación naturalista
actualmente podría parecer ingenua. En todo caso, como afirma María
Isabel Contreras, “las obras de Ibsen que rozan este tema no
vuelven esenciales las creencias naturalistas, sino que las
transforman en metáforas de preocupaciones mayores”.
Su fragilidad y su ternura hacen de él la contrafigura de Torvaldo. A través de el muestra el determinismo de las leyes de la herencia biológica. Su vida ha estado condicionada por la de su padre, un hombre de vida desordenada (otra vez el determinismo biológico del Naturalismo). En él tendrá muy duras consecuencias.
Su fragilidad y su ternura hacen de él la contrafigura de Torvaldo. A través de el muestra el determinismo de las leyes de la herencia biológica. Su vida ha estado condicionada por la de su padre, un hombre de vida desordenada (otra vez el determinismo biológico del Naturalismo). En él tendrá muy duras consecuencias.
Otro de los personajes secundarios es
Ana María, una mujer que trabaja en la casa de los Helmer.
Crió a Nora, pero tuvo que dejar a su propia hija para hacerlo. Como
niñera cuida ahora de los hijos de Torvaldo y de Nora.Constituye un ejemplo de mujer explotada por la sociedad. Tuvo que cuidar a Nora en su infancia, por una necesidad económica, y dejar a su propia hija. La protagonista cuenta con ella para que cuide de sus hijos cuando ella se vaya.
Su aparición en la obra es muy
puntual, pero algunas de las conversaciones que mantiene con Nora son
importantes, porque dejan al descubierto el problema de las mujeres.
Por último, están los tres hijos
de la pareja. Su intervención es incidental. Aparecen al comienzo
exclusivamente cuando es necesario reforzar el papel de madre amorosa
de la protagonista. Pero se alude a ellos en otros momentos
trascendentes de la obra, por ejemplo, cuando Torvaldo considera que
Nora no está capacitada, por los errores que ha cometido ( y por la
ley de la herencia biológica presente en la obra) para educar a sus
hijos.